Porque ella estaba loca.
Porque ella estaba loca…
Reía como los valientes.
Con la risa histérica
De un kamikaze
A punto de estrellarse
Con un avión enemigo.
Con la risa despreocupada
De un niño bajo las cosquillas de alguien,
Que aun sin ser su padre,
Se le parece mucho
Y aún no se ha ido.
Con la risa nostálgica
De aquel que ha vivido más
De lo que lo han hecho los demás,
Perdiendo más de lo que nadie
hubo jamás perdido.
Ella reía.
Reía y lo inundaba todo
Con sus carcajadas insonoras
Y sus silencios a pleno pulmón.
No creía en cuentos,
Dramas, ni historias;
Rechazaba esas falacias defectuosas
Que otros creen a pies juntillas.
Reía como una chiquilla
Sin más intención
Que la de achicar agua y
Coser las velas de su velero;
Respirando fuerte para
Llenar de aire sus velas
Echas jirones por el trajín de sus batallas.
No podía permitirse hundirse
Por nadie ni por nada;
A pesar de los vendavales y de las heladas.
No poseía más espada que su sonrisa,
Ni más sonrisa que su espada.
Así que reía.
Reía porque si lloraba
El mundo se haría mar,
Y aunque acostumbrada
A los naufragios y
a vivir a la deriva
Aún no había aprendido a remar.
A navegar.
Ella solo sabía naufragar.